Afrodita en Milos
Si alguna cosa hizo célebre a la isla de Milos, en el suroeste de las Cícladas, fue el hallazgo de una extraordinaria estatua que acabó expuesta en la sala 346 del Ala Sully del Museo del Louvre, en París: la Venus de Milo.
Venus es el nombre de la diosa del amor en el panteón romano, Afrodita en el griego, y es, hoy en día, una de las estatuas más famosas del mundo y, en cuanto respecta a Venus-Afrodita solo compite con la no menos célebre Venus de Cnido, la Venus púdica obra del escultor Praxíteles. La diferencia es que ésta última fue tallada sobre en el siglo IV a.C. y de ella se hicieron numerosas copias griegas y romanas, mientras la de Milos se ha datado sobre el año 120 a.C., a finales del periodo helenístico y se atribuye a Alejandro de Antioquía.
La escultura fue tallada en mármol de la vecina isla de Paros, un material muy apreciado en la Grecia antigua, tiene una altura de poco más de dos metros y pesa en torno a los novecientos quilógramos. Lo primero que llama la atención es la falta de brazos, se cree que se perdieron durante el traslado a Francia, y la postura de la diosa, que no es estática, al inclinar una de sus piernas pasando todo su peso a la otra, mientras el cuerpo parece trazar una elegante forma de “s”. Venus se muestra semidesnuda, una túnica que envuelve sus caderas cae hacia sus pies; la mirada, dirigida al infinito, se proyecta a través de su cabeza ladeada. Las curvas del cuerpo corresponden al, por entonces, prototipo idealizado de belleza femenina. Se cree que con el brazo derecho hacía el gesto de tratar de sostener la túnica para que no cayera al suelo mientras que con el otro brazo sujetaba la manzana que se le ofreció en el mítico Juicio de Paris.
Aún hoy en día no se conoce con precisión el lugar donde fue hallada, se piensa que decoraba una exedra a la entrada del gymnasium, cerca del teatro, entre la puerta este de las murallas de la antigua ciudad y el muro de retención del estadio. Pero sí que se sabe que fue descubierta accidentalmente en febrero de 1820 por el campesino Giorgios Kentrotás. La estatua fue hallada partida en fragmentos, entre ellos un antebrazo con la mano y una manzana. En griego Μήλο, milo, no significa otra cosa que manzana, además de coincidir con el nombre de la isla.
La estatua fue adquirida en medio de una agria polémica entre franceses y turcos. Por entonces el Egeo seguía en manos del Imperio Otomano, así que la escultura fue vendida por Kentrotás a un sacerdote llamado Macario Verghis quien, a su vez, pensó en ofrecerla a un funcionario de la Sublime Puerta. Mientras tanto el contraalmirante de la armada francesa, Jules Dumont d’Urville, había recalado en Milos, donde fue puesto al tanto del hallazgo de la Venus. El contralmirante francés reconoció el valor histórico que podía tener la escultura y escribió al embajador de Francia en Constantinopla, el Marqués de la Rivière, Charles François de Riffardeau, convenciéndole de que efectuara la compra de la estatua. El representante del Marqués llegó a Milos a tiempo de cancelar la venta que ya había hecho Kentrotás, persuadiéndole para que se retractara y la cediera a los franceses. El 1 de marzo del año siguiente, 1821, la Venus fue cargada en la goleta L’Estafette, la cual la desembarcó en el puerto de Tolón y, de allí, llevada a París, donde el Marqués de la Rivière la ofreció al rey de Francia, Louis XVIII, quien la cedió al Museo del Louvre. Los turcos no cejaron en denunciar como una estafa la adquisición y en reclamar, infructuosamente, la estatua.
Una vez en el museo parisino, la Venus de Milo fue restaurada por primera vez, se le añadió el pedestal y se retocaron la nariz, el pie izquierdo y un dedo del pie derecho, así como también se pulió la superficie del mármol. Pero no se reconstruyeron los brazos pues se desconocía con exactitud la posición que podían haber tenido. Entre noviembre de 2009 y abril de 2010 se realizó una nueva restauración, eliminándose los añadidos de yeso y limpiando la superficie. Entonces se descubrió un papel, bajo uno de estos añadidos, que señalaba otra restauración anterior, del 5 de abril de 1936 llevada a cabo por un marmolista llamado Libeau.
Además del original, conservado en el Louvre, Milos posee un par de réplicas de su Venus, una de ellas está expuesta en el Museo Arqueológico de Milos, en Plaka, la segunda fue erigida, junto a la carretera que lleva de Tripiti a Klima, en el año 2022, en las proximidades del lugar donde fue descubierta.
© J.L.Nicolas