El Muelle Audaz
Se adentra en las aguas del puerto viejo de Trieste como si se tratara de un arma afilada, punzante, desafiando el embate de las olas o del violento viento del norte que empuja al agua sobre el muelle. Aquí llegaban vapores cargados desde puertos lejanos y ya desde el principio, en días apacibles, fue para los triestinos un lugar predilecto para el paseo.
La larga pasarela de obra, alcanza casi los trescientos metros, separa las zonas de amarre de San Giorgio y San Giusto. Verdaderamente el Molo Audace, el Muelle Audaz, hace honor a su nombre, penetrando profundamente en las aguas del puerto, aunque el origen del gentilicio no obedezca a esta razón. En un día claro de invierno se ven desde su extremo las lejanas cumbres nevadas de los Alpes.
Acabada la Primera Guerra Mundial, con el territorio de Trieste cedido a Italia tras la derrota del Imperio Austrohúngaro, el día 3 de noviembre de 1918, a las cuatro de la tarde, amarró en el muelle el cazatorpedero Audace de la Regia Marina italiana, desembarcando a doscientos carabinieri y al general Carlo Petitti. Entre otros, el pintor triestino Cesare Sofianopulo, sugirió cambiar el nombre del muelle San Carlo por el de la primera nave italiana que desembarcó en la ciudad.
De cuando en cuando se generan, junto al muelle, noticias que alimentan a los rotativos locales. El domingo 15 de mayo de 2016 se desalojó a causa del hallazgo de un artefacto de la Segunda Guerra Mundial mientras se limpiaba el fondo del puerto. El incidente acabó cuando el explosivo fue desactivado. En noviembre del mismo año fue interceptada una barca de pesca que operaba ilegalmente en las inmediaciones. La Guardia Costera procedió a la incautación del pescado y a la imposición de una multa que podía ascender hasta doce mil euros.
Hay para quien visitar Trieste sin pasear por el Molo Audace debería ser considerado un delito, también hay quien le dedicó sus versos. Sin ir más lejos el triestino Umberto Saba: Per me al mondo non v'ha un più caro e fido luogo di questo. Dove mai più solo mi sento e in buona compagnia che al molo San Carlo, e più mi piace l'onda e il lido?” (“Para mí, el mundo no tiene un lugar más querido y fiable, que este. Donde nunca más solo, me siento y en buena compañía que en el muelle, San Carlo, a pesar de que aún me gustan más las olas y las playas”).
© J.L.Nicolas
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