El Valle de la Hepatitis
Al oeste de la capital, Katmandú, y geográficamente en el centro de Nepal, Pokhara se ha convertido en escala casi obligada para las expediciones de montañeros que se dirigen hacia las cumbres del Annapurna pero también ha aprovechado su lago, el Phewa, para promocionar actividades relacionadas con el turismo. Goza de un clima subtropical a pocos quilómetros de las cimas más altas del Himalaya, pero no hace muchos años el lugar era conocido como el Valle de la Hepatitis.
Hubo un tiempo en que llegar a Pokhara no era fácil, y aun a pesar de eso era etapa de una importante ruta comercial entre Tíbet e India cuando formaba parte del Reino de Kaski, uno de los veinticuatro reinos de Nepal, hasta que en 1786, el rey Prithviayan Shah, del Reino de Ghorka, los unió. En invierno, cuando debían abandonar las montañas, llegaban las caravanas de mulas desde Mustang y los porteadores que venían de Butwal. Aprovechaban el encuentro para comerciar en un clima más llevadero. El primer vehículo, un carro con ruedas para ser tirado por bueyes, no apareció en el valle hasta la década de los cincuenta, y paradójicamente llegó en avión.
La primera carretera que llegó a la ciudad la enlazó con Katmandú. Era 1968 y la llamaron Siddhartha Highway. Coincidía con los días de apogeo de Freak street en la capital. Aun así los doscientos quilómetros de trayecto no se completaban en menos de ocho horas sobre destartalados autocares. No era extraño que a causa de una avería, el conductor, después de pasar el tiempo necesario bajo el motor hurgando en sus intimidades extrajera una pieza y se fuera con ella en busca de un recambio… y de que no regresara hasta el día siguiente para hacer la reparación. El pasaje podía optar entre dormir en su asiento o tumbarse tranquilamente sobre el asfalto.
© J.L.Nicolas