En la Bahía de las Islas
El capitán James Cook, responsable de una buena parte de la toponimia del Océano Pacifico, gustaba de inspirarse para esta en sus amigos del almirantazgo o en la familia real inglesa. En otros casos no abusaba de la imaginación y prefería referirse a lo obvio. Ese fue el caso de Bay of Islands, la Bahía de las Islas, donde ancoró, entre las islas de Motuarohia y Motukauri, a finales de noviembre de 1769 durante su primer viaje con el HMS Endeavour, en el que trazó con afinada precisión la topografía costera neozelandesa.
Unas 147 islas e islotes siembran esta gran bahía situada en la costa nororiental de la Isla del Norte, en la que, unos setecientos años antes que el explorador inglés arribase, fue poblada por los tripulantes de Mataatua, una de las más grandes canoas de la migración maorí.
La pequeña villa del dulce pingüino, Kororareka en maorí, o también Russell, fue uno de los primeros núcleos poblados en la bahía. Cuando llegó Cook ya estaba establecida la tribu Ngare Raumati. Se dice que el nombre tiene su origen en las palabras que pronunció un jefe maorí, quién, herido en la batalla, pidió un caldo de pingüino. Tras beberlo murmuró: Ka reka te korora, (Que dulce está el pingüino). Con la llegada del inevitable hombre blanco se desarrolló un puerto ballenero. Ex convictos, vendedores de grog y otras gentes de moral relajada se establecieron en la localidad hasta que consiguieron que se la conociera por el sobrenombre de Hellhole of the Pacific, el infierno del Pacífico.
En los años cuarenta, del siglo XIX, pasaron muchas cosas. En febrero del mismo 1840 se firmó en Waitangi, pocos quilómetros al oeste de Russell, en la misma bahía, el tratado homónimo. En mayo de 1841 se convirtió en la primera capital de Nueva Zelanda hasta que poco menos de un año después, en marzo de 1841, esta se trasladase a Auckland. Tres años más tarde, el gobernador Hobson bautizó la ciudad con el nombre de Russell, Lord John Russell era el Secretario Colonial Británico del momento.
© J.L.Nicolas