Montevideo
Desde la popular playa de Pocitos casi se aprecia lo que podría ser un reflejo interminable que se extiende desde la otra orilla del Plata. Ya que Buenos Aires es siempre más. Más extensa, más poblada, más... pero, desde esta orilla, Montevideo a pesar de ser menos, también es más. Más relajada, más asequible y con un cierto sentimiento de mayor bienestar en general, el de la tranquilidad y el de la calma. Medio paisito mora en su capital.
Un 20 de diciembre de 1724, San Felipe y Santiago de Montevideo confeccionó su primer padrón oficial de habitantes: cincuenta familias de origen gallego y canario y poco más de mil guaraníes. Las primeras edificaciones se levantaron en una pequeña península próxima a la desembocadura del Río de la Plata y a la bahía donde desemboca el Arroyo Pantanoso. Al oeste, el militar vasco Bruno Mauricio de Zabala hizo construir una de las primeras fortificaciones que debían defender la ciudad, el Fuerte de San Miguel. Hoy llamada Fortaleza General Artigas o, simplemente, Fortaleza del Cerro, alberga un museo de armamentos.
El General José Gervasio Artigas, nacido en la ciudad en 1764, luchó contra españoles, portugueses e ingleses en defensa de la independencia de lo que debía ser la Banda Oriental, un territorio situado al este del antiguo virreinato español lindante con las posesiones portuguesas que, finalmente, quedó reducido a las actuales fronteras del Uruguay. La zona de Río Grande del Sur forma parte hoy de Brasil. El General preside, sobre su caballo, la plaza de la Independencia, donde también se halla uno de los edificios más emblemáticos de Montevideo: el Palacio Salvo, el más alto de América Latina cuando fue inaugurado el 12 de octubre de 1928. En un estilo Art Decó particular fue concebido por el arquitecto italiano Mario Palanti, y financiado por los hermanos Ángel, José y Lorenzo Salvo, para ser un hotel. Solo fue empleado como tal durante pocos años y solamente en algunas de sus plantas. Hoy es un edificio residencial y de despachos. En sus bajos hubo durante una época la confitería La Giralda, donde el músico Gerardo Matos presentó el más famoso tango uruguayo, La Cumparsita. En 1935, el Palacio Salvo cedió su reinado en altura al edificio Kavanagh, construido en Buenos Aires.
Yo viví en Buenos Aires muchos años, la experiencia de Buenos Aires está presente en todas mis obras, de alguna manera; pero mucho más que Buenos Aires, está presente Montevideo. Por eso fabriqué a Santa María. Si Santa María existiera es seguro que haría allí lo mismo que hago hoy. Pero, naturalmente, inventaría una ciudad llamada Montevideo.
Santa María fue la ciudad imaginada por Juan Carlos Onetti y escenario de varias de sus novelas –La Vida breve, El Astillero y Juntacadáveres-. El célebre escritor uruguayo, autor de, entre otras muchas obras, Montevideanos, también acudió al exilio bonaerense, a causa del golpe militar de Juan María Bordaberry, el 27 de junio de 1973, que sumió al país en una dictadura militar, virtualmente reflejada en la otra orilla del Plata, hasta 1985.
© J.L.Nicolas