La Plaza de Edith Piaf

12.08.2024 09:22

Gluges es una pequeña población al norte de la región de Quercy, hoy en el departamento del Lot, en el sudoeste francés. La veintena de casas que lo componen se alinean bajo la protección de un gran farallón rocoso donde, antiguamente, se abrieron algunas viviendas troglodíticas. Desde 1997, la pequeña plaza que hay frente a la iglesia del siglo XIX lleva el nombre de la autora de la Vie en Rose, la diva gala Edith Piaf. 

A finales de los años cincuenta, Piaf ya sufría la enfermedad que la llevaría, con tan solo cuarenta y siete años, a una tumba en el parisino cementerio de Père Lachaise. Le sentaba bien pasar temporadas retirada, de todo y de todos, junto a la corriente del Dordogne, que, perezosamente, traza infinitos meandros entre las calcáreas mesetas de Quercy. Piaf, creyente, frecuentaba discretamente las iglesias de la comarca y, entre las escasas y desiertas calles de Gluges se adentraba en un curioso templo de aires neorrománicos erigido en el siglo XIX, pues la antigua iglesia románica llevaba años desahuciada. Notre Dame de l’Immaculée Conception posee una elongada fachada vertical, coronada por una torre central cuadrada rematada por un agudo tejado hexagonal de pizarra, a cada lado una estrecha torre circular flanquea el cuerpo que contiene la puerta con un ligero arco de medio punto y un rosetón de moderadas dimensiones. La nave parece ser abrazada por el acantilado rocoso. Enfrente hay una realista crucifixión de piedra con una inscripción que detalla el cincuentenario de la construcción:1901.        

Allí, la Piaf advirtió el deteriorado estado del templo y, particularmente de sus vitrales. Una vez tuvo la ocasión de trabar conversación con el sacerdote de Saint Denis lès Martel, el padre Delbos, quien también se ocupaba de la iglesia de Gluges, a quien le señaló el triste estado del templo, diciéndole: “Je séjourne à Cressensac mais j’aime votre petit village, et j’aime venir me recueillir en ce lieu. Je m’apelle Edith Piaf, est-ce que cela vous ferait plaisir que je vous offre des vitraux pour reemplacer ceux qui sont cassés? Seulement j’y mets une condition : tant que je serais en vie, je veux que personne ne sache que j’ai fait ce don”. (“Estoy en Cressensac pero me encanta tu pequeño pueblo y me encanta venir a meditar a este lugar. Mi nombre es Edith Piaf, ¿te alegraría si te ofreciera algunas vidrieras para reemplazar las rotas? Sólo pongo una condición: mientras esté viva, no quiero que nadie sepa que hice esta donación”.)

Las vidrieras fueron renovadas y el padre Delbos mantuvo su promesa hasta finales de 1963. Edith Piaf había fallecido el 10 de octubre y el sacerdote reveló en una misa celebrada días después el nombre de la donante. Treinta y cuatro años pasaron cuando, un domingo de verano a las cinco de la tarde, el consejo municipal aprobó homenajear a Piaf dándole su nombre al pequeño espacio que se extiende ante Notre Dame de l’Immaculée Conception.  Allí, junto a un balcón con un forjado de hierro y sobre la hiedra que amenaza con cubrir la placa, se lee: Place Edith Piaf. Aquella Edith Giovanna Gassion que llegó a este mundo el 19 de diciembre de 1915, fue abandonada por su madre, quien no tenía recursos para criarla, y empezó su carrera musical en los cabarets de Pigalle, en París.

Unos pasos más allá se encuentra lo que queda, renovado, de la antigua iglesia románica de Saint Pierre ès Liens, asimismo al abrigo del farallón. De la versión más antigua, del siglo XI, se conservan  dos capiteles con entrelazados y palmetas, construida por Gaillard, señor de Mirandol, para depositar las reliquias que trajo de Tierra Santa Conserva en el exterior 14 canecillos románicos con figuras de animales y humanas En el interior, aparte del presbiterio reformado entre los siglos XVI y XVII aún se aprecian algunas pinturas murales medievales y los escudos de armas de antiguos señores locales, entre ellos los Lasteyrie du Saillant y los Maynard-Lestrade Desacralizada en 1858 y progresivamente degradada fue reemplazada por la vecina iglesia neorrománica del XIX, la que enamoró a Piaf.

© J.L.Nicolas

 

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