La Torre de Joyce
En las afueras de la ciudad de Dublín hay una antigua torre de defensa. Está junto a la costa y en ella el gran escritor irlandés James Joyce ambientó el inicio de su enciclopédica aventura humana Ulysses con la parodia de una misa a cargo de Buck Mulligan.
“Stately, plump Buck Mulligan came from the stairhead, bearing a bowl of lather on wich a mirror and a razor lay crossed. A yellow dressinggown, ungirdled, was sustained gently behind him on the mild morning air. He held the bowl aloft and intoned: -Introibo ad altare Dei”.
“Solemne, el gordo Buck Mulligan avanzó desde la salida de la escalera, llevando un cuenco de espuma de jabón, y encima, cruzados, un espejo y una navaja. La suave brisa de la mañana le sostenía levemente en alto, detrás de él, la bata amarilla, desceñida. Elevó en el aire el cuenco y entonó: -Introibo ad altare Dei.”
Es el primer párrafo de Ulysses. Mulligan no es otro que Oliver St. John Gogarty quien se dirige jocosamente a Stephen Dedalus, alter ego de Joyce, que ya apareció en Stephen Hero y en el Retrato del artista adolescente.
El estudiante inglés, Samuel Chenevix Trench, se convierte en Haines, tercer residente de la torre aquel 4 de junio de 1904 a las 8 de la mañana. “A ponderous Saxon. He thinks you’re not a gentleman. God, these blooedy English! Burstling with money and indigestion. Because he comes from Oxford”. (“Un pesado de sajón. Cree que tú no eres un caballero. Vaya por Dios, esos jodidos ingleses. Reventando de dinero y de indigestión. Porque viene de Oxford”).
Las torres Martello son unas edificaciones cónicas de defensa que los británicos prodigaron por todo su imperio. Se inspiraron, tanto en su estructura como en su nombre en la torre genovesa de Punta Mortella, - cabo de los Mirtos o Arrayanes –, en Córcega, cuya construcción fue encargada al arquitecto Giacomo Palearo Fratino y completada en el año 1565. Suelen tener una docena de metros de altura y un par de pisos en su interior que albergaba un almacén de municiones, agua y víveres y donde una guarnición disponía de alojamiento. La entrada solía estar en el primer piso en lugar de en la planta baja y era accesible mediante una escalera que se podía retirar en caso de amenaza. A lo largo del siglo XIX los ingleses utilizaron no menos de 140 para defender puntos estratégicos de sus costas, las hay en Menorca, en Sudáfrica, Indonesia y en Jamaica, entre otros lugares. De las veintiséis que se levantaron en Irlanda quedan dieciocho en pie y la de Sandycove es la onceava de la serie de dieciséis que defendieron Dublín. Desde la terraza se puede ver, hacia el sudeste, la de Bullock Harbour, hacia el norte se distinguen los campanarios de St. Michaels y de Mariner’s Church y al fondo, más allá de la desembocadura del Liffey, se aprecia el perfil de la península de Howth.
Un poco más allá, en el paseo que corre paralelo al mar del que forma parte Otranto Terrace y con la torre al fondo, hay unos jardines en los que el 18 de mayo de 1983 se plantó un árbol para conmemorar el centenario del nacimiento del escritor. A su sombra, si es que no hay nubes que lo impidan, una losa recuerda una cita del Ulysses: “…he gazed southward over the bay, empty sabe for the smokeplume of the mailboat vague on the bright skyline, and a sail tacking by the Muglins”. (“... miró hacia el sur sobre la bahía, savia vacía para la columna de humo del barco del correo, vago en el horizonte brillante, y una vela pegada a las – islas- Muglins”).
Dublín tiene otros espacios dedicados a uno de sus escritores predilectos, en North Great George Street, cerca de la calle Parnell, al norte de la ciudad, se encuentra el James Joyce Centre, donde, por descontado, cada año se celebra el 16 de junio.
Es el momento de coincidir con la apreciación de Pancorbo.
© J.L.Nicolas
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