Los Castillos de Cymru
El País de Gales, es decir Cymru, está ubicado bajo una gran nube. Bajo la nube llueve y, a veces, la lluvia se doblega a causa de la fuerza del viento. Entonces llueve horizontalmente. Cuando el viento se lleva la nube, al mismo tiempo arrastra una nueva. Cymru, es decir el País de Gales, no sufre sequía. Sus acuíferos subterráneos están repletos. Los ríos bajan llenos. El agua cae del cielo y permanece en el aire. Además está el mar. En resumen, Gales es un país húmedo.
Aquí llegaron para remojarse algunas tribus nómadas en el neolítico y posteriormente tribus celtas. Todos dejaron su huella en el territorio, en forma de inhumaciones pétreas o de recintos fortificados sobre las colinas. Tras ellos, y sin paraguas, llegaron los romanos.
Quizá fueron los ojos de algún subalterno de Publius Ostorius Scapula, o quizás de Gaius Suetonius Paulinus, gobernadores romanos en Britannia, quienes al mando de sus legiones hostigaron y conquistaron lo que hoy llamamos Gales, los primeros en descubrir las fortificaciones de las tribus britonas. O quizá ya hubieran sido soldados de Aulus Plautius, el general que comandó las legiones IX Hispana, II Augusta, XIV Gemina y XX Valeria Victrix que invadieron Britannia en el año 43. O quizás los de algún decurión entre los que expulsaron a los druidas de Ynis Môn durante las campañas de Gnaeus Julius Agricola contra Ordovicos, Siluros y Caledonios en el año 78.
Alzando la vista contemplarían los muros de piedra que soportaban las empalizadas de madera sobre, por ejemplo, la colina de Dynas Powys, en el valle de Glamorgan, Llanmelin, o Caer y Twr, sobre la montaña de Holyhead en Anglesey. Desde tiempos del Neolítico la población de las islas se refugiaba en recintos fortificados, conocidos hoy como hillforts, o fortificaciones erigidas sobre oteros elevados. Quedan los restos de centenares de ellos. Más amplios, algunos ocupan hasta 80 hectáreas, más reducidos, a veces tan solo una. Más espectaculares por su estado de conservación, o simplemente un túmulo circular que apenas se puede intuir. Muchos de ellos continuaron abrigando población durante los años de dominio de Roma, otros se fueron abandonando, y otros aun serían repoblados en la Edad Media.
© J.L.Nicolas