Niebla, una Taifa Occidental
Niebla, a medio camino entre el Condado y el Andévalo, en la ruta de Sevilla a Huelva, a una treintena de quilómetros de esta última y junto al cauce del Río Tinto que antaño, cuando le llamaban Luxia, fue navegable hasta la misma ciudad, conserva en un admirable buen estado el anillo de murallas que cierran aun por completo su casco antiguo.
Niebla fue, con algunas variantes, la Ilipula de tartesios, Ilipla para Roma y Elepla para los visigodos. Tras el desembarco musulmán se convirtió en Labla al Hamra, centro de una Cora que en los días de los Omeyas abarcaba prácticamente la actual provincia de Huelva y de la que dependían poblaciones entonces menores como la propia Awnaba (Huelva), Aljabal (Almonte, literalmente) o Jabal al Uyum (Gibraleón). En 1023, con el desmoronamiento del Califato, la Cora se dividió en dos reinos de Taifas, el de Huelva y el de la propia Niebla. La dinastía Yahsubí, con Abu al Abbas Ahmad ben Yahya, tomó el poder atrincherándose en el hisn, la Alcazaba unida a la muralla.
La Taifa fue autónoma a lo largo de cincuenta años cuando acabó siendo absorbida por la de Sevilla. Tras los años de dominio almorávide se constituyó una efímera segunda Taifa que apenas existió durante cinco años, entre 1145 y 1150 regida por Yusuf al Bitruyí. Desintegrado el imperio almohade se formó en 1234 una tercera Taifa gobernada por Ibn Mahfut. Este extendió su influencia por todo el actual Algarve portugués aunque a partir de 1253 se convirtió en vasallo del rey castellano Alfonso X quien acabaría ocupando la ciudad nueve años más tarde inaugurando el uso de la pólvora como arma en occidente, es decir la artillería.
En Labla al Hamra oficiaron al menos dos mezquitas. La mezquita mayor o aljama que tuvo entre cinco y seis corredores y que tras la conquista fue transformada en la iglesia de Santa María de la Granada. Se derribó la arquería modificándola por tres naves mudéjares. Aun conserva algunos muros, parte del mihrab y el minarete convertido en campanario. Algunas de las columnas recuerdan que inicialmente fue un templo romano e iglesia bizantina. Sin embargo la parte más remarcable es el pequeño patio de naranjos, que fue el de las abluciones, anexo al templo al cual se comunica a trabes de una preciosa puerta de arco lobulado.
En la plaza de la Feria, en su soleado centro, una alba estatua representa al último emir de la Taifa de Niebla y del Algarve entre los años 631 y 670 de la Hégira. Mira hacia el río, a la puerta del Embarcadero que ya no existe.
© J.L.Nicolas
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