Un Ensayo Beatnik
A finales de los años setenta y principios de los ochenta, acabada la adolescencia y sin comprender lo que pasó durante el servicio militar, llegó el momento de descubrir los primeros libros que se publicaban es esta parte de Europa de una, entonces, apenas conocida generación de rebeldes sin causa, que, también aquí, lanzó a algunos jóvenes a la carretera.
En 1956 la editorial californiana City Lights Books, con sede en el 261 de Columbus Avenue, San Francisco, publicaba en medio de un escándalo y entre acusaciones de obscenidad el libro de poemas Howl, obra del poeta Allen Ginsberg. La edición fue secuestrada por la policía, lo cual no hizo otra cosa que despertar el interés por la publicación y darle una publicidad inesperada. Una vez ganado el caso se vendieron en pocos días sesenta mil ejemplares. El poemario no era otra cosa que un manifiesto explícito del grupo de escritores que serían conocidos como the beat generation, en una definición que pretendía mezclar las palabras beaten y beatitude. En este lado del Atlántico, y particularmente a la península, todo llegaba más tarde, entre diez y veinte años de media. Howl, acertadamente traducido como Aullido aparecería traducido en castellano y publicado por Visor Libros en 1981. Anteriormente y de un modo asaz discreto, la editorial barcelonesa Luis de Caralt había lanzado en mayo de 1971 la opera prima de Jack Kerouac, La Ciudad y el Campo, aparecida en Estados Unidos en 1950. En 1977 Alberto Corazón, en su colección Visor de Poesía, publicó en Madrid la antología seleccionada por Margaret Randall en 1969, en la que incluyó textos de Ginsberg, Kerouac, Lawrence Ferlinghetti, Gregory Corso, Leroy Jones, Philip Lamantia, Peter Orlowsky, Philip Whalen, John Wieners, Barbara Moraff, Diane di Prima, Jack Spiecer, Michael McClure y Gary Snyder, poetas menos conocidos pero vinculados a la misma generación.
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© J.L.Nicolas
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