Una Astilla en las Nubes
En septiembre de 2007 empezaron los preparativos de la demolición de las Torres de Southwark, un complejo de oficinas de 24 pisos de altura. Se estaba preparando el terreno, literalmente, para desarrollar el proyecto del arquitecto genovés Renzo Piano, una gran astilla de cristal que iba a desgarrar las nubes sobre el cielo de Londres.
Y es lo que sucedió el primero de febrero de 2013 cuando se abrió al público The Shard, en aquel momento el rascacielos más alto de Europa con sus 310 metros de altura y sus 72 pisos, 87 contando el pináculo. Queda lejos de ser el rascacielos más alto del mundo, titulo casi indisputable ante la torre Bhurj Khalifa de Dubái y sus 828 metros, de hecho al poco tiempo ya fue superada en Europa por la Mercury Tower de Moscú con 339 metros, 29 por encima de la construcción británica.
Su forma de pirámide estilizada completamente recubierta de vidrio se astilla en la cúpula abriendo al aire libre quince pisos de conductos de ventilación, las mismas fachadas translucidas que permiten el paso de luz natural y reducen las fugas de calor mediante sus once mil paneles, 56.000 metros cuadrados de cristal. El mismo arquitecto propuso para los usos del edificio combinar sus espacios entre oficinas, viviendas, hoteles, comercios y hostelería. De hecho hasta la planta 28 está reservado para despachos, entre la 31 y la 33 hay un centro comercial y un restaurante, entre la 35 y la 51 un hotel de lujo, en la 52 un spa y entre las 53 a la 65 están reservadas para apartamentos. Sin embargo The Shard solamente ofrece 48 plazas de aparcamiento para vehículos, la idea es que las doce mil personas que trabajen en las oficinas ya tienen acceso en pocos minutos a la estación de London Bridge servida por las líneas Northern y Jubilee del metro y por el ferrocarril.
© J.L.Nicolas