Y los Demonios Espían
Si en Bali los dioses observan las acciones de los humanos, los demonios vigilan atentamente sus movimientos con sus pétreos y fijos ojos saltones, agazapados entre luces y sombras en los templos. No pierden detalle mientras pasan inadvertidos para los fieles que entran y salen.
En Tirta Empul los hay en forma de león mostrando las fauces abiertas, desafiantes, deben ser Barongs. En Ubud son barrigones y recuerdan al Nowhere man Jeremy en Yellow Submarine. Hay más leones sobre las piernas de algún desdichado en Tirta Gangga, donde también hay una astrosa Rangda policromada que apenas asusta a los niños. Los hay bigotudos y con cara de mono en Pura Kawi, donde también hay representaciones policromadas de Rangda, un poco más dignas. En Besakih los adornan con pañuelos y les ponen ofrendas de arroz y frutas en las manos.
En las creencias balinesas los buenos espíritus habitan en las montañas, cerca del monte sagrado Gunung Anung y llevan prosperidad y buenos augurios. Monstruos y demonios están bajo el mar y los malos espíritus acechan desde los bosques y las playas desoladas. Tradicionalmente la sociedad de la isla le ha dado la espalda al mar por esas razones. Aun así los demonios no representan sin más a seres malvados que pasan el tiempo ideando contratiempos para la humanidad. Saben que no es necesario. En el hinduismo de la isla, cargado de matices animistas, hay demonios conocidos como Butas, Kalas o Butakalas. Son espíritus que en el proceso de reencarnación consiguen una aproximación a lo divino. Otros corresponden a los espíritus de los animales y son capaces de amenazar a los humanos.
© J.L.Nicolas